martes, 30 de septiembre de 2008

Editores y autores: comienza la cuenta atrás para los premios a mejores poemarios 2008


Queridos poetas y editores:

Este año queremos trabajar de manera anticipada en la selección a los mejores poemarios inéditos publicados en 2008.

Sabemos que nuestra gran asignatura pendiente es el descubrimiento de voces desconocidas, la famosa sección "secretos de poesía", que por razones de distribución, de no pertenecer a ningún grupo poético, por mala suerte, o las razones que sean, se hayan quedado guardando polvo en una librería, o en el peor de los casos, encerrados en una caja.

Así que vamos a empezar ya a ponernos en contacto con las editoriales para pedir los libros publicados hasta la fecha. En principio nos vamos a centrar únicamente en la poesía en castellano editada en España, sea de autores españoles o hispanoamericanos, para el Premio Nacional Ausiás March. Si tuviéramos tiempo ampliaríamos los premios, como hicimos el pasado año, a los libros traducidos. Pero queremos ser consecuentes, en la medida de nuestras modestas posibilidades, con los objetivos de este blog.

Igualmente, como autores, también podéis enviar vuestros manuscritos sin necesidad de que os contactemos. Muchos de vuestros compañeros ya lo están haciendo.

Para poder hacer con mayor justicia esta lista, nos gustaría que entraran el mayor número de libros editados en España, con independencia de que hayan sido o no reseñados en los suplementos culturales que seguimos. Para ello necesitamos que nos mandéis un documento word o pdf con el poemario/s que hayáis publicado. Y si sois editores, nos podéis mandar los libros que queráis, pero, si es posible, cada poemario en un correo distinto.

La dirección a la que debéis mandar los libros es: recepciondepoemarios@gmail.com


Si alguno tiene problemas para mandar los libros en formato digital, poneos en contacto con nosotros y os daremos una dirección postal.

Sabemos que siempre será imposible recibir todos los libros publicados en España y que por tanto se quedarán en el silencio joyas que merecerían una atención mayor. Pero aspiramos al menos a descubrir libros que por distribución o por las razones que sean, económicas también, no hayan llegado hasta nosotros.

En este sentido es importante señalar que no habrá discriminación ni positiva ni negativa respecto a las grandes editoriales. Es decir, un libro publicado en una pequeña editorial no tendrá peor trato que un libro publicado en Tusquets. Pero tampoco lo contrario. En nuestra lista Addison de Witt de mejores libros de 2008, Premio Nacional Ausiás March, sólo entrarán aquellos libros que hayan sido valorados unánimemente y de manera muy positiva por los cinco miembros del jurado. Como el pasado año, daremos una lista de accésit, y de finalistas. Incluso es posible que, como el pasado año, demos la lista de semifinalistas.

Ya os informaremos de cuando se abre el plazo para los premios a los libros que vosotros votáis y os daremos las instrucciones adecuadas. Igualmente es buen momento para que vayáis pensando las mejores y peores críticas de 2008.

Muchas gracias y un abrazo a todos,

Colectivo AdW

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Eloy Sánchez Rosillo. "Oír la luz"


Queridos amigos y amigas:

Comenzamos por el final. ¿Qué le pasa a Tusquets? ¿Qué rumbo ha cogido su colección de poesía?...

El poemario que pasamos a comentar es "Oír la luz". Lo escribe Eloy Sánchez Rosillo y edita Tusquets. La reseña la escribió en primer lugar Ángel Luis Prieto de Paula en Babelia.

Eloy es un poeta afable, simpático y buena gente. Nos daremos una objetividad de acuerdo a ese perfil: 6 / 10. Respecto a la objetividad del crítico, en nuestra opinión, profesor reseñando a profesor, compañero a compañero, no puede ser muy alta. ¿Igualamos? Bien: 6/10

En rojo, extraíble y desechable, el libro contiene un aviso que nos hace temernos lo peor: "Una de las obras poéticas más genuinas de las últimas décadas. Una voz, una palabra limpia, bruñida, auténtica." Firma: Miguel García-Posada. Desgraciadamente, nuestros peores augurios se van a cumplir.

¿Qué le ocurre a la crítica española oficialista para alabar un libro como éste? ¿Dónde ha quedado su objetividad, su conexión con el siglo en el que vivimos? Necesitamos comenzar de cero. La poesía española, en su aspecto crítico, pide un relevo generacional urgente para evitar la esclerosis múltiple que se ve en sus alturas mediáticas.

Marginales, se llama la colección. Ya. ¿Al margen de qué? "Nuevos textos sagrados" de subtítulo de colección. ¿Se puede ser más pretencioso y a la vez más incongruente? Ni marginales ni sagrados. Con las excepciones que ya hemos comentado en otras ocasiones, podríamos empezar a hablar de prescindibles. Textos encumbrados prescindibles.

El libro de Eloy, salvo por algunos escasos poemas, cumple con todos los defectos de los últimos números de la colección, acentuándolos en algunos casos e igualándolos en otros, no sin algún aspecto original propio del poeta. De nuevo, la obsesión temática con la luz, sin trazas de originalidad ni en forma ni en fondo, una luz que se convierte en una metáfora obsesiva del libro, luz capaz de curar a la humanidad de todos sus problemas, y que se corresponde con una subtrama supuestamente mistérica que nunca llega a ser tal.

En primer lugar, denominador común de unos poetas que casi podrían denominarse, educadamente, nuevos formalistas, el lenguaje es, en general, artificial y amanerado, llegando a la cursilería en varias ocasiones. Salteados, sin vocación de ser exhaustivos salvo que alguien nos lo reclame: "una alamo / encendido al sol, la golondrina / que vuela en el jardín de un lado a otro", "En este instante pasa una muchacha / por delante de mi melancolía", "la inapresible flor de la esperanza", "se alcen en la remota heredad de la aurora", "Siempre es nueva la dicha de los ojos / cuando vuelve la aurora."; o el gongorismo: "La luz del día le arrancaba súbita / mágicos centelleos de oro limpio, / esquirlas de diamante."

Incluso hay alguna reminiscencia borbónica: "me conmueve y me llena el corazón / de alegría y consuelo." También un homenaje, no sabemos si voluntario o involuntario, a Victor Manuel: "Las palabras de amor que pronunciaron / tantos y tantos labios, ¿dónde están?" Y algún poema casi escolar como "Apunte de una nube", que describe las variadas formas de una nube y que supone la sima de todo el poemario.

En segundo lugar, a pesar del amaneramiento del lenguaje, en muchas ocasiones, paradójicamente, o no, el texto cae en lo narrativo. Hay varios ejemplos pero pondremos sólo uno: "He soñado esta noche que volvía / a una ciudad de Italia en la que estuve / todo un verano de mi juventud. / Me ocurrieron allí cosas hermosas, / y fui dichoso entonces como apenas / haya alcanzado nunca a serlo / tan plenamente." Otros poemas sobrecargados narrativamente y que podrían pasar por prosa pura en otra disposición espacial serían "Invierno", "Porque nada termina", "Observación del alma" o "La feria del sol".

Como suele ser habitual en este grupo de poetas, la complacencia métrica es total y el lenguaje se ve sometido no pocas veces al triste y monótono cómputo de sílabas impares.

Cuando el poeta no cae en lo narrativo sino que intenta reflexionar, las reflexiones son todo lo contrario a lo que llamaríamos una reflexión profunda. Si un poeta decide poner por escrito sus pensamientos, lo mínimo sería que estos aportaran algo de originalidad o de profundidad. Ocurre justo lo contrario. En "Los trabajos del alma" sabemos que el alma está ocupada en sus propios asuntos. Bien. En "De la naturaleza de las cosas" se hace una referencia heraclitiana sin mayor aporte, y que encontramos en algún otro poema. En "Correspondencias" el poeta escribe sobre el concepto milenario ying-yang...

La misma falta de originalidad se aprecia cuando el poeta decide usar la retórica y comienza a tirar de toda una serie de clichés que ya no aguantan más. Sintagmas como "manantial del tiempo". O versos como "la incadescencia en que el amor destruye", "que en el cielo encendían y apagaban / intermitentemente las estrellas", "y a la mágica luna, que mostraba en las noches / su faz entre las nubes", "abril no es sólo abril, /sino algo más, inmenso, incalculable", "El sol de la mañana entraba allí a raudales /.../ahora en mi corazón lo noto entrar", "Hasta el mar se le acerca mansamente / y le lame los pies", etc.

Incluso algún poema es en sí mismo un cliché, como el que habla de la pérdida de oportunidad a través de la metáfora de perder un tren y titulado "Trenes". El propio poeta da la clave del origen de tanto cliché en su metapoético "Una palabra y otra".

Y la especialidad del poeta, los poemas elegíacos, nos cuentan experiencias que en general resultan intranscendentes por su carácter anecdótico, sean los gallos o las estaciones que se repiten una y otra vez. No canta en el pecho la elegía como dice el poeta. En otras ocasiones, la personalización del verano, "Adios, verano", o de los recuerdos, resulta muy desafortunada.

Sí, hay poemas por encima de la media como "Mirar", el sinestésico que da título al libro "Oír la luz", el narrativo pero poético "En la casa de Keats", o los dos poemas en los que habla de su madre, "Madres", y sobre todo, "Irreparablemente". Pero en general es un libro que nace viejo, lugar común de muchos otros lugares comunes lejanísimos, falto de brillantez, de ingenio y, sobre todo, de poesía. Más que pedirle ayuda a la "Señora", como hace el poeta, para escribir sus nuevos versos, no estaría de más actualizar esas lecturas de los maravillosos Keats o Dickinson que menciona con algo que pertenezca al tiempo que nos ha tocado vivir.

Abran paso.

Valoración del libro "Oír la luz": 3,5 / 10

jueves, 18 de septiembre de 2008

Juan Carlos Mestre. La casa roja


En el repaso que hacemos a las críticas pasadas nos toca un libro que ya salió hace tiempo. Se trata de "La casa roja" de Juan Carlos Mestre. Edita Calambur.

Hemos tomado como referencia la crítica de Ángel Luis Prieto de Paula porque fue la primera que apareció. La segunda crítica es de la pasada semana, la escribe Ainhoa y sólo la selección de los versos nos lleva a pensar que pertenecemos a especies distintas. Ambas reseñas pueden leerse aquí:

http://www.calambureditorial.com/es-calambur-editorial-sl-resenas.html

Nuestra objetividad es baja en este caso (4 / 10) como lo es la de cualquier persona que conozca al poeta. La objetividad de Ángel Luis tampoco creemos que sea muy elevada (5/10) a tenor de ensayos y otras reseñas que ha escrito.

Anticipamos que nuestra nota final sobre el poemario es positiva pero tenemos dudas respecto al libro y al modo en que está escrito y tratado. Vamos a poner nuestras dudas en voz alta, de manera que independientemente de una nota al menos quede lo más claro posible nuestras sensaciones y pensamientos.

Vamos a comenzar diciendo lo que no nos ha gustado, para tratar de terminar de manera más dulce:

1) Abuso de la figura de la anáfora: Resulta casi extenuante el abuso que el poeta realiza de esta figura. Se repite poema tras poema creando una monotonía similar a la que se trata de evitar contando sílabas. En algunos casos, como en el famoso y muy recitado Cavalo Morto, el poema parece pedir esa figura y está mejor resuelta, pero en muchos otros casos resulta fácil y cansina ("Eclipse con Rimbaud", "Informe sobre el orden público", "Allen Ginsberg", "Sucede", "Amiri Baraka", ). De hecho, si la solución al monótono ritmo endecasílabo es la anáfora, parece más bien que retrocedemos sobre nuestros pasos.

2) Abuso de la imagen y metáfora: Si bien en ocasiones Mestre alcanza la genialidad con sus imágenes, los poemas están en muchas ocasiones sobrecargados, tanto que podríamos hablar de un barroquismo imaginista. La excusa del irracionalismo no sirve ante muchas imágenes que se quedan arbitrarias, fruto sin duda, y gran diferencia en nuestra opinión con Prieto de Paula, de un automatismo llevado al extremo y no del todo entendido, y de un exceso esteticista en el que la imagen pierde su significado para quedarse en adorno, significante versus significado, exceso de adjetivos...: "sucede la oreja del nautilus en el buzón de las nieves astutas", "Soy la cuchara de zinc sobre las alpargatas del lóbulo.../.../Soy el meritorio sobornado por el trébol de las aviadoras", "No eres más hermosa que la estela con sabiduría de los poetas circundidados", "Igual las tormentas sentimentales se agitan como leviatanes en el guante de una gota de lluvia", "hasta que parezcas un arbol que regresa de hacer el amor", "la eternidad solo queda a tres cuartos de hora en dirección al próximo concesionario", "Gusanos gramáticos que se meten por debajo de la puerta como un claro de luna en el autoservicio del insomnio" ), El poeta, por otra parte, se siente mejor manejando las imágenes puras, más difíciles de lograr, que en las más sencillas metáforas, en donde se pierde en muchos casos la brillantez ("entre los juncos de la razón", "la aorta de las constelaciones acogida en sus sienes", "la cripta del corazón", "el abedul de su pensamiento", "la ingeniería del fracaso", "las bibliotecas de la lactancia", "Debería de llamar a un cerrajero para que me abriera el futuro", "...he dejado la religión del tabaco. No fumo promesas, sólo aspiro opiniones"). Ocurre lo mismo con las comparaciones ("cuya eternidad es breve como columna de lágrimas", "la tierra es brillante como escamas de pez". En algunos poemas esta sobreabundancia se hace más evidente, como en "Metamorfosis",

Por resumirlo en alguna metáfora, mala por cierto, no se puede hacer un concierto en el que toque tan sólo la sección de metal.

3) El esteticismo se recarga a veces en determinadas expresiones: "como si las nubes fuesen un regalo de Navidad", "acantilado de las estrellas", "las mariposas blancas de la melancolía", con algún eco lorquiano no precisamente de "Poeta en Nueva York" querido profesor, "haciendo sonar el claxon de la luna", "el tendero que lleva ramos de aurora sobre los hombros", "rozan sus codos de oro en las orillas que fecunda el poleo",

4) Extensión: El exceso imaginista y a veces esteta se corresponde con una extensión de los poemas, y del propio libro, a nuestro juicio excesiva. Muchos de los poemas quedarían más brillante con menos versos, y la lectura sería más concentrada. No pedimos al poeta que se vuelva esencialista pero sí cierta moderación en la extensión de su discurso. Aunque el poeta proclama "Dejemos de ser directos, vayamos dando un rodeo al grano", a veces el rodeo se hace excesivo.

5) Prosaísmo: En algunos casos, pocos pero evidentes, el poema cae en un prosaismo algo desconcertante. Ejemplos: "La asamblea", "Alocución en la academia de los botones chapados", "Mc Sonet", "C.3.3.",

1) Magia: Desde el primer poema, "El adepto", parece claro el tono mágico que el resto del libro va a tener y la capacidad que en ocasiones tiene el poeta para realmente convertirse en ese mago, ese sacerdote de Zoroastro ("confieso adorar descalzo el triángulo de la piedad que otros llaman cubo de Zoroastro") o el chamán de la tribu, y comunicarnos sus conjuros: "Yo hablo con lava de lo ardido y humo de diamante"; "Está sentado sobre cuanto fue lo real, frases lavadas, rifas de santero...", "los dedos del niño Juan juegan con la chapa de la luna doblada", "Tenga presente que toda adolescencia es un lugar bíblico en conversación con la arquitectura solar", " He abandonado a la última anciana que prometía la Tierra /.../ Este trozo de papel, un ruido de mensajeros desvalijando la vida en las afueras del Apocalipsis", "cantan sus sandalias como nutrias en los escalones del eucalipto", "Dicen que cada siete segundos pasa desapercibido un milagro. Yo soy el amor, tú eres el amor, nosotros fuimos el amor. Por el amor en peligro, uno, dos, tres salvavidas".

2) Irracionalismo bien empleado: Por supuesto, el poeta acierta también en muchas ocasiones en su irracionalismo: "Era el séptimo día, es decir, un huevo de alondra", "el que en un instante es articulación de lobo y árbol de rodillas", "En tres de cada dos cabezas la imaginación es un grifo",

3) Imágenesm y alguna metáfora, muy brillantes: Uno de los problemas de analizar este libro de Mestre es que, cuando el poeta acierta, lo hace de manera tan brillante que el resto de imágenes y metáforas, las que se suelen encontrar en la mayoría de libros, parecen realmente malas. El propio poeta escribe en un verso: "No basta con tener talento, incluso es contraproducente". Así, nos quedamos con ese bienaventurado con "hocico de linterna", "cada palabra es una tijera que se multiplica"; varias del excelente poema "El poeta": "al que oye sus palabras como relato de un robo", "pan nublado del sábado"; versos como "El olvido utiliza los ojos del diablo para observar la organización de la monotonía"; la magnífica comparación "me obligaron como se obliga a un extranjero / a subir a un tren y abandonar la ciudad", "esa sensación de brigada antinarcóticos registrando el caballo de Troya en busca de la noche primaveral", "gente que compra en las farmacias de guardia una docena de rosas", "Bajo el tocadiscos del obelisco hay una gasolinera para golondrinas y un ramo de novia con aroma a guillotina francesa", "Pienso en el país natal de las prostitutas y en los pájaros de papel amarillo que arrastra un niño sobre las vías del tren", "Un teatro vacío es un muchacho fusilado en el bosque", "...como espuma de afeitar desprendida de los glaciares hacia la cháchara de las cañerías",

3) Finales: El autor cuida los finales muy bien, ya sea los de un poema pequeño como "Antepasados", con una comparación, ésta sí, excelente ("hablar de la necesidad como se habla en las aldeas / de todas las cosas pequeñas que se pueden envolver con cuidado en un pañuelo"), el final del Salmo de los Bienaventurados o como en el poema final del libro, "Veinte euros de gelatina de calabaza", en donde el poeta termina de manera excepcional,

"Una casa donde los cadernales negros sacrifican papagayos a la voz del diluvio",

4) Sentido del humor e ironía: Refrescante en general, con la excepción del instructivo para el teléfono móvil o "La cabeza, el poema "Pequeña conferencia", y a partir de éste en muchos otros: "como simples picapedreros bordamos los epitafios", "no siempre detrás de un libro premiado apunta maneras un cachorro de setter", "Cuando el amor se termina.../.../Las deliciosas películas de arte y ensayo se vuelven aburridas", "Trágico porvenir la ronquera de Sibila en el frigorífico de la última morgue",

5) Sutileza a la hora de referirse a poemas de ahora: Lejos del panfleto y la arenga narrativa, salvo algún caso aislado como "La confesión", por extemporánea, Juan Carlos trata con sutileza, ironía y lirismo temas de hoy en día: "El árbol que viste crecer de niño grita en el aserradero", "Nos tratan como a las ocas blancas del domador de caballos, delincuentes cuyo índice de audiencia está que se desploma", "han pasado cien años y seguimos igual, eligiendo Cardos de la Sabiduría para la Academia de los Nenúfares", "Los ojos de Martin Luther King se enfrían bajo los pisapapeles", "Quitan el polvo a libros que nunca leerán...Nadie sabe que dios de las pequeñas cosas aún les hace sonreir en las fotografías. Caminan hacia el metro, beatrices de Dante...", "La poesía aritmética goza de buena salud, y basta saber contar hasta once en la manivela de los leopardos",

Valoración del libro "La casa roja": 7,5 / 10

viernes, 12 de septiembre de 2008

Odysseas Elytis. Dignum est y otros poemas. El mejor libro del año hasta el momento.


Hola amigos y amigas:

A veces tenemos la suerte de encontrarnos con libros que parece que hemos buscado durante toda una vida. Son esos libros que tratan la verdadera poesía, aquellos que se introducen en las entrañas, nos revuelven, y nos hacen ver con envidia la capacidad infinita del lenguaje. Son esos libros las razones por las que escribimos y leemos poesía. El libro en este caso se titula, ya hablaremos de esto, "Dignum est y otros poemas", lo escribe el Nobel Odysseas Elytis y traduce y dirige la edición Cristián Carandell. Publica Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores.

La crítica la escribió Antonio Colinas en El Cultural, una crítica correcta sin más, y se puede encontrar aquí:

http://www.elcultural.es/HTML/20080724/letras/LETRAS23684.asp

No vemos conflictos serios de objetividad por ninguna de las partes.

Decíamos que hablaríamos del título porque es de la pocas cosas que no nos han gustado del libro. La elevada opinión de Cristián sobre el poemario "Dignum est" hace que parezca que el resto del libro, resumido en "y otros poemas" no esté a la altura, cuando creemos no sólo que hay poemarios a la altura de éste sino que los hay mejores, aunque sean más cortos. La preferencia del traductor por este poemario hace que lo ponga además el primero rompiendo la normal continuidad temporal del libro. Por otra parte, puede hablarse de un buen prólogo, en general, y de una buena traducción por parte del traductor. Respecto al prólogo, y en línea con lo que dice Antonio en la crítica, no estamos de acuerdo en la apreciación que sobre el surrealismo hacen ambos. Sí hay escritura automática, pero dominada con una sutileza y un oficio muy brillantes.

Dado que el libro supera las seiscientas páginas, vamos a tratar de hacer una crítica resumida de lo que podría ser un ensayo de varios decenas de páginas sin apenas esforzarse.

Se abre el libro con el poemario "Dignum est" (1959), poemario que de manera excelente aúna lirismo, sensibilidad espiritual y mirada al mundo que nos rodea.

"Génesis" es la primera parte de este poemario y, para nosotros, la más lograda. Como se observará al leer, la propia forma de puntuación, o de ausencia de la misma, combinado con el uso de las mayúsculas, produce un polisemismo en el que vale la pena dejarse caer porque enriquece enormemente la lectura. El poema podríamos ubicarlo dentro de un misticismo de raíces clásicas que adopta nuevas formas gracias al peculiar lenguaje del poeta y a su capacidad visionaria, heredera directa del surrealismo.

"PORQUE las hojas giraban como los días
con anchas hojas de violeta en el reloj del jardín
Yo era la manecilla..."

Génesis constituye un hermoso canto al mundo y a la naturaleza.

La segunda parte del poemario se titula "Pasión". La guerra es el tema de fondo del poema, en el que el poeta muestra toda un arsenal de recursos técnicos, comenzando por el uso del poema en verso, en prosa, partido en el hemistiquio y separado por un asterisco, prosa "pura", etc. Y de cada uno de ellos se extrae poesía, por ejemplo de la prosa: "Entonces, escondidos en las vaguadas, reclinábamos la cabeza por el lado pesado, por el que no salen sueños." A esto se suceden cantos heroicos, como el poema IV, cantos al yo en donde resuena fuerte el eco de Whitman, e incluso cierto poso de nacionalismo helénico.

Destaca por su fuerza y profundidad, el poema XII:

"¡Ante los ojos un delfín traedme
que sea veloz y griego, y por hora las once!
Que a su paso la tabla del altar borre
y que cambie el sentido del martirio.
¡Que bulla su blanca espuma
ahogando al Buitre y Sacerdote!
..."

El lugar del poeta, en este mundo hostil y bélico es complicado: "Entonces el Poeta, sin un lugar de destierro donde lamentarse, vaciando la salud de la tormenta en su pecho abierto, regresará para colocarse entre las bellas ruinas."

La tercera parte, Gloria, es una loa, un canto ininterrumpido, de una enorme belleza, en donde el "Loado sea" se repite a intervalos irregulares hasta llegar al último:

"LOADA SEA la mano que regresa
del horrendo crimen y ahora sabe
cuál es en verdad el mundo superior
cuál el "ahora" y cual el "siempre" del mundo:

AHORA ahora la fiebre del mirto Ahora el grito de Mayo
SIEMPRE la suprema conciencia Siempre la luna llena

Ahora la alucinación y la mímica del sueño..."

A continuación el libro nos ofrece sus dos primeros poemarios. "Orientaciones" (1940), y "El sol primero"(1943). Lo que en posteriores poemas no serán sino pequeños excesos estéticos, en estos dos libros son la norma ("La diadema de la luna en la frente de la noche" en el primer libro; "En lo hondo de mi alma fondea una flota de estrellas", "Para que encienda con sus labios las amapolas" en el segundo), y constituyen, junto con otros dos libros rimados que sirvieron de canciones para varios cantantes griegos, lo peor con diferencia del libro. El estilo inicial del poeta es amanerado, las críticas recibidas por su retorcimiento bizantino en torno a las flores y otros lugares comunes mientras se desarrollaba la II Guerral Mundial acertadas, y la excusa del poeta de que ignoramos "la comunidad directa entre belleza y mundo ético", se queda en eso, en una excusa, en cuanto que la definición de belleza que nos ofrece en estos dos libros está gastada hasta la extenuación, salvo para algunos de nuestros poetas de ahora, y por tanto, no puede haber relación directa entre belleza y mundo ético, toda vez que la ética forma parte de la concepción individual de la misma. En definitiva, dos poemarios que podrían haberse resumido, o incluso olvidado, para dar entrada a otros poemarios que sí se han cortado a pesar de su mayor interés, como puede ser el caso de "Nautilus".

Para nosotros, el punto de inflexión no lo marca tanto "Dignum est" sino el siguiente poemario a "El sol primero": "Canto heroico y fúnebre por el subteniente caído en Albania" (1945), un poema en donde a pesar de que algunos versos siguen cayendo en los defectos antes marcados, se aprecia un cambio importante de estilo, cuya mejor expresión se encuentra en el poema número 4, que describe el cuerpo caído del subteniente:

"Yace sobre el capote chamuscado.
Siglos negros en torno a él
Ladran con esqueletos de perro al tremendo silencio..."

Aunque el poeta no logra todavía terminar de cerrar bien el poema, y así en su parte 14 de nuevo el nacionalismo griego sobrepasa lo lírico ("Los griegos en las tinieblas muestran el camino / LIBERTAD"), y también hay algún verso simplemente cursi, o si se prefiere, bizantino: "Escarcha de celestial belleza luce en sus cabellos"

Tras la escritura de "Dignum est" el poeta escribió dos pequeños poemarios que para este modesto grupo no sólo están en la cumbre de la poesía del poeta sino que están entre los mejores poemarios griegos de la historia. El primero se titula "Seis y un remordimientos por el cielo" (1960), el plural parece a propósito, y se abre con el magnífico poema"La autopsia":

"Un poco por debajo de la piel, la línea celeste del horizonte vivamente coloreada. Y abundantes restos glaucos en la sangre."

Destaca también el poema "El sueño de los valientes" que termina así: "Y el vaho que asciende de los valles, tienen que hacer como que no es dice humo, sino la nostalgia que se evapora por las grietas del sueño de los Valientes."

El segundo librito es "El árbol de la luz y la decimocuarta belleza" (1971) donde continua el tono lírico y surrealista, pero a un nivel todavía superior, con detalles de escritura automática perfectamente ensamblada, un ligero hermetismo, referencias culturalistas, y sobre todo, maravillosos poemas y versos. En el poema "Delos":

"De tal manera que pudiera brillar al fin en el te amo como brilla la luz en el llanto del recién nacido." Un verso que bien vale toda una carrera poética.

El poema "Odisea" también es digno de mención, aunque el cierre, "El árbol de la luz", especialmente en su segunda y tercera parte, es sobrecogedor. Como guiño a los lectores de este blog recogemos el verso final de este poemario:

"Ahora que ya nadie llora a los ruiseñores y todo el mundo escribe poemas."

El éxtasis lírico que nos producen estos dos libros se derrumba brutalmente con "Sol soliarca" (1971). El traductor nos dice que la lectura de Lorca fue fundamental pero lo cierto es que el poeta se aleja muchísimo de la capacidad lorquiana para la canción popular y el resultado de este libro son unos versos muy flojos, una rima igualmente poco brillante y unas canciones que ignoramos como sonarán musicalizadas pero que son de una calidad poética muy escasa.

Afortunadamente del mismo año es "El monograma", construido en base a múltiplos de 7, y en donde de nuevo vuelve el buen Odysseas, el mago, que empieza el poemario diciendo:

"Volveré hacia otro lado las líneas
De la palma de la mano, el Destino..."

El estilo, como ya había ocurrido en libros interiores, se hace más interior y reflexivo, y el poeta sigue cayendo, a veces, como si no pudiera evitarlo, en versos bizantinos, aunque de repente saca de su chistera un verso que nos ayuda a salvarnos en la poesía:

"¡El pescador que en su red hizo subir y volvió a arrojar a los tiempos el Paraíso!"

Theodorakis, se nos dice, ha popularizado muchas de las canciones de "Las erres del amor" (1972). Desgraciadamente, su lectura es muy similar a la de "Sol soliarca". Poemas muy flojos, de rima fácil.

Y es una pena porque el siguiente libro, "Los medio hermanos" (1974), podría haber tenido más espacio en la selección. Comienza con una "Oda a Picasso" que por momentos parece un encargo, pero en cuya segunda parte el poeta remonta y de qué manera, sobre todo cuando se olvida por completo de su herencia bizantina y se adentra en lo irracional que marca su cerebro. Los otros dos poemas seleccionados son todavía mejores, en especial "Villa Natacha", cuya última parte es un auténtico tratado de buena poesía.

"María Nefeli" (1978) es otra de las grandes joyas de este libro y marca de nuevo otra cumbre en la poesía del autor. Planteado a modo de litugia y diálogo entre María y un antifonista, el amor, la visión del mundo hasta llegar a lo político, todo se mezcla en las dos conversaciones con una sabiduría, un oficio y un talento impresionante. El apartado titulado "Apocalipsis" es especialmente brillante:

"Y es desde entonces creo - el mismo mar
que viniendo a mi sueño roía la dura piedra
y abría el vasto espacio. Palabras que aprendí
como verdes pasos de peces
trazados con una tiza azul..."

La yuxtaposición, la compleja sintaxis, todo colabora a crear un mundo dentro del propio poema que se adapta perfectamente a su mensaje.

Nos quedamos con otro verso de antología: "Llené el amor de cruces."

"Tres poemas con bandera de oportunidad" (1982), posterior ya a la obtención del Nobel, nos muestra a un poeta sabio, con una visión muy clara de lo que ocurre en el mundo, a la vez que una interesante ironía y una reflexión muy lúcida:

"si alguno de vosotros cometió un pecado
tiene que ser Dios"

"Diario de un abril invisible" (1984) es como su nombre indica, una especie de diario, pero de nuevo marcado por el tremendo lirismo que Elytis consigue imprimir a sus versos. Lo que en otros podría ser una cursilería tremenda apenas cambiada la frase, él lo convierte en algo sublime, mezcla de verso y prosa poética, con ese barniz de mago que el poeta sabe imprimir a sus versos:

"Salí por nuevas heridas
que navegaron como nenúfares sobre las viejas"

"El pequeño nautilo" (1985) es otro de los poemarios que nos habría gustado ver en mayor medida, toda vez que el poeta se encuentra en plena madurez pero con sus sentidos poéticos funcionando a la perfección. Destaca la serie de "Perfumar lo excelente", esencialista y maravillosa en ese viaje en donde el poeta dice que "En ninguna parte sentí mi vida tan justificada como sobre el puente de una nave."

Las "Elegías de Oxópetra" nos muestran a un poeta ya más preocupado por la muerte, a la que comienza a ver cercana:

"Ahora, en la barca que dondequiera que subas llegará vacía..."

Son reflexiones líricas sobre la muerte, "la pallida morte", con poemas brillantes como su presentación anticipada, "El postremo de los sábados", y especialmente "El verbo oscuro". Qué se requerirá para hacer contrapeso al vacío que dejamos, se pregunta el poeta. ¿Qué?

El penúltimo poemario, "Al oeste del dolor" (1995) no ahonda tanto en la muerte sino en la reflexión de temas más variados, la posibilidad del optimismo en el canto a su mujer, cuando dice, otra vez de manera antológica:

"...Algo gris
Que una sola gota de limón despeja..."

O el mito de Endimión, retomado: "Entre los mil sueños uno resulta ser el del despertar pero para siempre."

El libro final, "De cerca" (1998), no tiene la consistencia de poemarios anteriores. Se notan una nueva recaída bizantina en algunos versos y eso sí, un hermetismo no forzado, que contribuye al crecimiento del poema. Termina Elytis el libro, y nosotros nuestras citas, con los últimos versos:

"Sí, en un sentido moriremos todos nosotros. Y sin embargo continuaremos teniendo la misma materia que la continua e interminable aurora."

Estamos antes un libro mayor de un poeta extraordinario. Nuestra valoración del libro se olvida de esos primeros poemarios sin voz propia y también de los dos poemarios de canciones rimadas para centrarse en el hecho de que la mayoría de poemas y libros de Odysseas son hitos de la poesía del siglo XX. Poesía concentrada y a la vez extasiada de un hombre dotado por los dioses para la poesía, que se atreve a ser vanguardista de manera natural y cambia por completo la orientación de la tradición helenística dándole un giro del que, nuestros culturalistas, incluido quien escribe la crítica en El Cultural, podrían haber aprendido algo en vez de quedarse en el insufrible bizantinismo. Un gran poeta, sin duda. Un libro muy recomendable.

Valoración del libro "Dignum est y otros poemas": 9 / 10

viernes, 5 de septiembre de 2008

William Ospina. Poesía 1974-2004.


Buenas a todas y todos,

Algunos ya pensaban que el colectivo había muerto. Lo sentimos. Mala hierba nunca muere. Y encima venimos con las pilas recargadas. Qué se le va a hacer...

A los que nos habéis escrito a nuestro buzón de correo, os pedimos de nuevo disculpas por el retraso en contestaros. De todos los correos nos quedamos con la tierna carta de una señora chilena que nos decía que, viendo la foto, éramos, o era el supuesto Addison, muy guapo. No está de más recordar que la foto es de George Sanders, que se llevó merecidamente el Oscar por su papel del cínico crítico Addison de Witt en Eva al desnudo.

Llevamos retraso, como es evidente, en las críticas. Por tanto, como en otras ocasiones, sólo recuperaremos aquellos libros que creamos que merecen la pena.

Por orden de antigüedad, el turno es para el colombiano William Ospina, que nos presenta casi su poesía completa en esta excelente edición de La otra orilla, la misma editorial de Belacqva, edición en la que sólo echamos de menos una introducción más extensa.

El libro comienza con unos "Poemas tempranos", que tienen un interés biobliográfico más que poético, y de los que el propio poeta dice que son "voces que con pudor intentaba imitar."

El primer poemario propiamente dicho es "Hilo de arena", de 1984. Tanto éste como el siguiente poemario, "La luna del dragón" comparten elementos comunes y estarían en nuestra opinión bastante por debajo del nivel que el poeta logra en sus siguientes libros. "Hilo de arena" comienza con el poema "El día se despide", ejemplo del optimismo que emanan, en general, todos los poemas de William, en donde, aún siendo consciente de los males que pueblan el mundo, el autor trata siempre de conservar la llama de la esperanza. La mayoría de los poemas son largos, algunos en exceso, como largas son las frases que se reparten en los versos. Igualmente la extensión de los versos suele ser larga, y se irá alargando en futuros libros.

Este poemario, junto con el siguiente, presentan algunos problemas:

1) En primer lugar, hay un exceso de narratividad. En ocasiones el poema es más parecido a un relato cortado en versos. Ejemplo: "Un recuerdo de invierno".
2) Tono culturalista: La sombra de los poetas amados por William está todavía muy presente en estos dos libros, en especial la de Ezra Pound y la de Hölderlin, aunque también hay muchos ecos de poetas románticos (por ejemplo en "El temerario llevado al desguace", basado en una pintura de Turner, o en "Solus Rex"). Falta todavía la voz propia que el poeta logrará en futuros poemarios. Los poemas sobre grandes nombres clásicos son siempre correctos pero no aportan nada a temas y propuestas poéticas ya leídas.
3) El exceso de extensión de algunos poemas, junto con un tono rítmico mantenido, crea una cierta sensación monótona. Esto nos ocurre, por ejemplo, en el poema "América"o en "Notre Dame de París".
4) El tono y léxico a veces rozan lo pomposo y excesivamente elocuente. Como ejemplo, "El efebo de Marathon".

En general, la temática de los poemas es la historia, es muchos casos la historia clásica (Hércules, Antígona, Sócrates, Virgilio, Parténope, Ariadna, El coloso de Rodas, Eróstrato), la historia de los grandes nombres (el rey Carlos, Montaigne, Jeanne d'Arc, Alejandro, San Jerónimo) poetas (Góngora, Quevedo, ) o lugares (Roma, Notre Dame, Creta, Atenas. Vía Apia), y en general hay una abundancia de nombres propios. No falta tampoco el beautus ille, como en el poema "Sembrados de fresno", uno de los mejores de "Hilos de arena". Esto contrasta con futuros poemarios, donde el poeta incluirá con frecuencia a personajes anónimos. De hecho, algún pequeño poema que se sale del estilo y la temática general, como Obreros, marca la capacidad del poeta para, una vez desprendido de herencias, brillar con luz propia:

Obreros

La labor terminada,
¿qué obrero habrá añadido
como una furtiva caricia
sobre el muro de piedra los musgos amarillos?

Igualmente ocurre cuando el poeta se olvida de Europa y los grandes nombres y vuelve a su tierra natal, como en "Ahora" o en "Casas".

El gran cambio viene a mitad del libro con el poemario "El país del viento". El poeta se olvida del gastado culturalismo, se introduce en sus raíces americanas y lo hace con una brillantez y una capacidad lírica sorprendentes. "El país del viento" no sólo es el mejor poemario del libro, sino que es uno de los mejores poemarios de la historia reciente de la literatura latinoamericana.

"El país del viento" comienza con "El mongol", excelente poema que muestra un tono completamente distinto a los anteriores. La poesía se chamaniza, busca lo sagrado a la vez que lo terrenal, abundan los animales y los mitos indios. En resumen, brota la magia. Curiosamente, los versos se hacen extensísimos, por encima de la veinte sílabas, pero los poemas ganan en lirismo. Así comienza "El mongol":

"Nunca supimos cuándo la desesperante blancura se había convertido en otro imperio.
El idioma del lobo era el mismo, y no le repugnó nuestra carne.
Pero todo hombre sabe que a través de cada nuevo pinar es Otro el que envía sus rayos,
que son las angustias de la tierra las que determinan los nombres del cielo."

El tono mágico-chamánico continua a través de otros poemas, con una temática muy distinta a la anterior. Ahora los poemas se titulan "El jefe Sioux", "En una tienda Dakota", "Un viking en Terranova"...

Entre los poemas destacaríamos por su brillantez "En las mesetas del Vaupés" ("Qué son las canoas sino árboles cansados de estar quietos"), el cántico "De uno que ha llegado a las costas de Chile", "Invocación sobre el río negro", "En la isla de Pascua" ("por esos ojos de piedra cuyo horario es lo eterno / y que cada mil años parpadean"). La magia se pierde de nuevo cuando el poeta vuelve muy ocasionalmente a los grandes nombres europeos ("Los ojos de Rodrigo de Triana", "Lope de Aguirre") aunque incluso en este caso, olvidando el adjetivo europeos en el segundo caso, hay dos poemas que realmente funcionan: "Alexander von Humboldt" y "Walt Whitman". Pero la magia está en los personajes anónimos a través de los cuales el poeta habla, como en el poema "Lo que dice una mujer vieja en un puerto del Pacífico", brillante reflexión sobre la muerte y la vida: "ese que viene a decirme que sólo es nuestro lo que no podemos perder."

El poemario termina con tres buenos poemas entre los que destaca el excelente "La canción de los viejos en las aceras de Metrópolis" en donde, aunque el esteticismo roza sus límites, el resultado es brillante.

El siguiente poemario se titula "¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua?". En la introducción el poeta nos anuncia que va a hablar de personajes y hechos más actuales. Aunque sin estar a la altura de la brillantez de "El país del viento", nos encontramos ante un buen poemario en donde William recorre sus obsesiones y mitos más cercanos en el tiempo. Curiosamente, uno de los mejores poemas, el tercero, titulado "Un anarquista", anónimo, es uno de los más brillantes. En general, el poeta alcanza un elevado nivel cuando habla en primera persona y se introduce en la mente de otro sujeto poético, y baja cuando utiliza la tercera persona. Y decimos en general porque la "Invocación a Olga Tsaratukhina" es un poema muy bueno: "y tenemos que llamar paz al congelado río que formó tanta sangre."

Otras veces el poeta parece querer contar demasiadas cosas en un mismo poema, como en las palabras de la condesa Sonia, o en "Porfirio Rubirosa", o hay poco poesía como en el "Discurso del duce...". El resultado es mucho mejor en poemas más cortos y líricos como el titulado "Franz Marc" o en "Guillaume Apollinaire":

"Los pequeños y vertiginosos planetas de plomo
incandescentes cruzan el aire del crepúsculo
buscando estos calientes pechos llenos de miedo."

Por supuesto, no hay ni una sola regla general en este escritor, y el poema largo "¿Con quien habla Virginia caminando hacia el agua" es de nuevo excelente, y, eso sí, está escrito en primera persona, como si fuera la divina Virginia la que hablara.

El poeta, que en libros anteriores había usado con poca fortuna el soneto, y que aquí tiene dos poemas rimados poco logrados, usa en una ocasión el haiku y sí logra un meritorio ejemplo:

Haiku de Hiroshima

Todas las hojas
de diez largos otoños
en un instante.

En este largo poemario, el poeta, buen preguntador, traslada sus cuestiones a un director en el magnífico "El director de orquesta", o directamente sube varios escalones el nivel en el de nuevo excelente "9 de abril de 1948": "¿Qué es el amor sino el recuerdo oscuro / de ser parte de un todo?." Interesante en lo estilístico y en su contenido es el poema "Esa niebla que asciende hacia San Marcos", escrito en forma de diálogo guionizado, en donde resuena la voz de Pound. Fallido en la canción hutu, resulta estremecedor en "El loco", en donde el chamán se adelanta varios años a la caída de las torres gemelas.

El libro termina con tres poemas, dos de los cuales son de nuevo de alto nivel: "Lo que vio el joven nórdico en la soledad de la noche" y "Una mañana de miel" que comienza con el sencillo y hermoso verso: "Hay que buscar el árbol que habla."

El resto del libro está constituido por el largo poema "África", demasiado tópico, y por una selección de poemas del libro "La prisa de los árboles", algo irregulares en contenido, en donde nos quedamos con la segunda parte de "Deborah" y con "Bolivia": "La trucha abierta es una mariposa."

En las más de 300 páginas de este libro de William Ospina el poeta nos ofrece su evolución poética desde un estilo poco personal y original hasta una voz propia, a veces apasionante. Un libro recomendable de un autor a quien la prosa tampoco se le debe dar mal, y que es una buena muestra de la excelente poesía que se está escribiendo en el otro lado del Atlántico.

Valoración del libro "William Ospina. Poesía 1974-2004": 7, 5 / 10