domingo, 3 de mayo de 2009

Secretos de poesía: Campo nublo, de Antidio Cabal


Hola a todas y todos:


Ni está siendo fácil ni está habiendo toda la colaboración que esperábamos, pero estamos encontrando algún tesoro que sí merece la pena. Vamos a seguir buscando y en este sentido seguimos animando a editoriales y autores a que nos envíen sus libros.


El libro que presentamos, "Campo nublo", de 1956 y reeditado en 2008, del casi desconocido Antidio Cabal (sin foto disponible en Internet), treinta poemarios escritos, nacido en 1925, y completamente olvidado por el oficialismo crítico y mediático, es un caso ejemplar de lo que llevamos aullando desde hace tiempo en este blog. Hay una terrible pereza mental por parte de la crítica oficial y oficiosa, y también por parte de buena parte de los poetas oficiales. El último libro, por ejemplo, de Morales y su musa funámbula, es un nuevo caso del lastre que puede suponer para la poesía la crítica. Tres o cuatro editoriales parece que representan el 90% de la producción poética de calidad. Y lo que sale puede coincidir con antiguos alumnos y demás.


Hay, en general, pocas ganas de salirse de los campos marcados por parte del oficialismo. Si Chantal hubiera publicado su "Matar a Platón" fuera de Tusquets, y de tres o cuatro editoriales más, el libro habría pasado casi tan desapercibido como sus libros anteriores salvo para una minoría que no es precisamente la establecida.

Y así, gente como Millares Sall o como el propio Antidio Cabal, que destrozan todos los pre-juicios sobre la generación de post-guerra y la comodidad de manejar dos o tres grupos, resultan puestos al margen en favor de otros poetas que se llevaron muy bien con el franquismo, o que entraron en los círculos de referencias cruzadas o, en unos pocos casos, que eran muy buenos. Pero fuera de los cánones ultraconservadores se deja a parte de la poesía de los últimos 50 años, y se comienza a hacer porque su historia ya está, supuestamente, contada, es lineal y fácil de aprender y estudiar. Su inclusión obligaría a trabajar y rehacer la historia escrita por todo este grupo crítico tan prescindible como lo es una parte importante de la poesía en la que centran sus estudios.


Acabada la perorata, vamos al libro de Antidio, que ya fue publicado en 2000, y vuelve a ser publicado ahora en un esfuerzo editorial sin precedentes de Ediciones Idea para dar a la luz los 30 libros que este señor ha escrito. Agradecemos a Antonio Jiménez Paz el esfuerzo que está realizando de divulgación y difusión de la obra del poeta canario.


Hemos leído en algún sitio que "Campo nublo"es un libro de aforismos. Nos parece una generalización. Hay poemas que se pueden calificar de aforismos pero otros muchos no lo son. En este caso, el propio poeta, en su breve introducción, explica perfectamente ante qué estamos: poemas en prosa de naturaleza nubla, invertebrados en su plasma.


El tono general de los mismos es un tono filosófico, que va desde el mundo pre-socrático, pasando sin duda por Sócrates y Platón, también por la mística española, hasta Heidegger, incluso hay ecos de Cioran y Freud, dando varias vueltas por el orientalismo, tanto de forma como de fondo.


La preocupación principal que trasciende en mucho de los poemas es la preocupación por el yo, por la identidad del sujeto:


"Escucha, amor mío, Antidio, no razones más, no acometas valores decisivos. Podrías haber sido de dos o tres carnes, o de cero nuboso, no te remitas a investigaciones. Tú eres un monomio sin ningún otro, no registres otro monopolio mortal. No cabes más tú en ti. Cuídate."


También hay un importante número de poemas que hablan de la poesía, no tanto desde lo que podría llamarse metapoesía sino casi desde la misma poesía (o musa):


"En torno a nada, no descubriendo, sino después, entre poemas."


La preocupación religiosa también tiene su cabida, y la franqueza con la que habla el poeta explica muy bien su necesidad de exiliarse de España (léase por ejemplo el poema número 32 sobre la Virgen María). También existe una cierta reivindicación del género femenino como superior al masculino, no precisamente típica de la época. Y, como elemento curioso, está la inclusión a veces de un lenguaje científico:


"Las ciencias no detectan la casa del todo de San Juan de la Cruz, ni pueden leer la ecuación unitiva, la llegada del fotón."


En ocasiones, además, aparece la fina ironía:


"Jenofonte marchó durante tres meses hacia el mar, en búsqueda de naves. Cuando llegó no había naves, luego, no había mar. El todo no siempre contiene a la parte."


Destaca especialmente en este libro el dominio técnico que el poeta tiene del lenguaje, y sobre todo, del juego con la sintaxis. Tiene Antidio un buen conocimiento de las claves del lenguaje poético, en especial del uso de la elipsis, del juego de palabras, y de la reducción, y lo sabe aplicar con una maestría importante.


También destaca un cuidado, medido y rico uso de la retórica: metáforas, imágenes, por ejemplo, se utilizan bien sin que en ningún momento el poeta abuse de ellas.


El lenguaje es, además, un lenguaje desnudo, rico pero no recargado, y en todo momento la contención verbal esencializa la comunicación poética.


Si bien el pensamiento que propone el poeta no es original, en su contenido, sí lo es en la manera en que es presentado.


Un poema resumen de varias de las cosas que hemos comentado sería el siguiente:


"Me distiendo a la inversa. Otra vez lo eso. Orillas, aguas. A lo mejor una música, un pozo, una pirámide. En cada unidad de tiempo una unidad de pérdida. Alguna bandada de desfiguras."


Por el lado negativo, a veces el poeta resulta abusivo en uso de la paradoja, que en determinadas partes se convierte en la principal figura retórica utilizada. En un lenguaje propio de la mística oriental, las definiciones a través de las no-definiciones tienen su sentido en varios momentos pero en otros, de nuevo, aparece con demasiada asiduidad. Por último, el libro se hace demasiado extenso y una lectura lineal lo convierte en repetitivo en ciertas ocasiones, por lo que parece más apropiada una lectura aleatoria. En general preferimos los poemas largos que aquellos más cortos que se acercan en mayor medida al aforismo.


En definitiva, un libro que no pocas veces llega a ser brillante en lo formal y en su contenido, que podría rescatar a un poeta grande de nuestra poesía si se confirma en el nivel del resto de su poesía, algo que desconocemos, un poeta absolutamente olvidado y marginado por el establishment, que sigue en la órbita del conservadurismo a ultranza que ha poblado buena parte de la crítica y poesía mediática de los últimos 25 años. Un libro muy interesante. El poeta no podrá decir ya "Yo me estoy inédito". Y los doctorando, tienen trabajo para romper la forzada linealidad de la historia de la poesía reciente y pasar por encima de sus directores de tesis.


Valoración de "Campo nublo": 7,5 / 10


A modo de reflexión final: "Me han impedido ver mi propio inconsciente, forzándome a pensamientos absolutos, a elecciones que me hacen desaparecer. Me han impedido ver mi propia naturaleza, forzándome a sentimientos absolutos, a elecciones que me hacen desaparecer. No me dejan pasar líbremente por mí mismo, agitan dos raíces. No permiten que mi yo sea objeto, que yo sea mi sujeto, que no tengo mi yo como yo tengo mi yo. No me dejan autopensar mis sentidos, autosentir mi mente. Pero yo no puedo dejar de fluir. Tengo visiones más allá de las analogías. Mi imaginación directa evoluciona fuera de esto, mi identificación directa me arrastra a mi identificación directa. Me gusta cómo empiezo y cómo acabo.Yo no quiero ser una porción."